Mis criterios de Evaluación
La evaluación es una experiencia que, creo, desde donde se
la viva, genera ansiedad. Entre los estudiantes el motivo es harto conocido.
Como docente, me siento responsable, en gran medida, del logro alcanzado por
mis alumnos. Creo que la calidad del
resultado de todo proceso de aprendizaje no es mérito exclusivo de los
estudiantes, sino más bien, es el producto del compromiso para con los
objetivos trazados respecto del objeto de estudio, tanto por parte de los
alumnos como del docente. De ahí mi ansiedad.
El éxito de mis alumnos es en parte mi propio éxito. También el fracaso.
Dicho esto, queda expuesto uno de los inevitables, aunque
posiblemente erróneo, criterios que
empleo en mis evaluaciones: la subjetividad.
El aprendizaje de una lengua extranjera presenta múltiples desafíos. No basta con memorizar,
recordar, reconocer o aplicar vocablos o estructuras que podrían evaluarse más
objetiva y cuantitativamente, como de hecho se hace en secciones de exámenes
que responden a requerimientos consensuados internacionalmente.
Una producción lingüística, escrita u oral, cualquiera sea
el nivel alcanzado, es el producto de un proceso de elaboración que supone
cierta maduración e internalización de contenidos tanto como la capacidad de
desinhibición , expresión de ideas e interacción con otros sujetos. No me
resulta sencillo evaluar todos estos aspectos sin caer en apreciaciones
personales como el efecto de halo, o la categorización en personalidades
implícitas, o la influencia de una primera o última impresión en el desempeño,
especialmente entre los alumnos más destacados o los más débiles, como señala
A. Camilloni.
¿Qué y cómo evalúo el desempeño lingüístico de mis alumnos
en medio de este complejo panorama? Me referiré a dos ejemplos concretos. El
primero es la evaluación de una producción de composición escrita que integra
contenidos léxicos, gramaticales y
funcionales. La actividad consiste en responder a un escenario planteado (me
cuesta decir “debidamente”), atendiendo a ciertos requerimientos de uso
lingüístico específico. En una primera instancia los alumnos elaboran un
escrito, en ocasiones entre pares o con la ayuda de modelos que proporcionan
recursos, diccionarios, etc. Leo y devuelvo
estos escritos señalando oportunidades
de mejora y edición. En algunas
oportunidades, este trabajo de corrección y edición es realizado entre los
alumnos. La calificación final de los trabajos se hace recién después de la segunda entrega. En una instancia posterior,
los alumnos, de manera individual y sin recursos de apoyo, elaboran un escrito en respuesta a un
escenario similar. El trabajo final es calificado sin oportunidad de edición.
Se promedian los resultados obtenidos en la primera y segunda instancia.
El segundo ejemplo al
que quería referirme es el de una producción lingüística oral, en la que además
de la propiedad de contenidos puramente lingüísticos, impactan aspectos como el
uso de estrategias para cautivar la atención, involucrar al interlocutor,
organización del discurso, etc. En este tipo de producción encuentro muy útil el empleo de lo que yo
denominaba grillas de corrección y pretenden ser rúbricas, aunque de una
modalidad más casera e intuitiva y en las que me cuesta eliminar la variable
dedicada a evaluar la creatividad. Cuánto debo mejorar aún!
Hola Cynthia, como ves sos mi favorita a la hora de comentar un post, tal vez porque encontré en vos alguien que desarrolla la actividad docente en un ámbito totalmente distinto al mio, lo que resulta muy enriquecedor desde la experiencia.
ReplyDeleteTambién siguiendo el pedido de los tutores de que comentemos los post que no recibieron hasta el momento comentario alguno.
Me encantó la caricatura que pusiste, creo que define muy bien los criterios de evaluación muchas veces usado "el medir a todos con las misma vara", tal vez en parte debido a la masividad de los cursos y otras sin justificación aparente.
Comparto con vos el tener que evaluar una asignatura que no es sencilla por la influencia de la subjetividad del docente. El definir parámetro ayuda pero no quedamos exentos de cometer inconscientemente errores o injusticias, esto último especialmente como bien mencionas (según Camilloni) entre los alumnos destacado y los más introvertidos.
Como siempre un placer leerte.
Te mando saludos
Darío